Tengo las fotos de
esta receta desde abril…
Don’t judge me.
Mejor repito mi
mantra: “Mejor tarde, que nunca … mejor hecho, que perfecto…”
Podría decirles que
este año y la cuarentena me han traído de cabeza…. Pero la verdad es que simplemente no me logro
organizar. Pasa un día tras otro, y entre el desayuno, los platos sucios, la
casa, las clases en línea, videollamadas, los perros, la ropa, la comida, más platos sucios, las tareas, el
jueguito de mesa con los niños, el parque, la cena, de nuevo platos
sucios, y la serie de Netflix con todos al final del día, se me va la vida.
¡Feliz! ¡Claro! Pero sin escribir en el blog.
De las 24 horas que
tiene el día, estoy segura, que puedo lograr hacer campito para sentarme a
escribir las 2,3,4,5 horas que me lleva una receta, así que aquí estoy.
Ahora sí, empecemos
de nuevo…
Hagamos un minuto de silencio por todas las cáscaras de piña desperdiciadas.
¡Si! Todas esas piñas que se fueron directo a la basura, como simple desperdicio, ignorando por completo la delicia mágica y bondadosa que podían producir.
Confieso que nunca antes lo había probado. Es de esas cosas que no me gustaban nada más por herencia. A mi mamá no le gustaba, y en automático decidí que a mi tampoco. Pero obvio no sabía de lo que me perdía.
“Bebida de los dioses” … por algo le llaman así. Esas burbujitas de verdad ahora me parecen irresistibles.
El tepache es una bebida tradicional mexicana que tiene su origen en la época prehispánica. La palabra viene del náhuatl “tepiatl”, o bebida de maíz, pero con el paso del tiempo éste fue sustituido por frutas, siendo la piña la más utilizada en la mayoría del país.
El primer paso, es poner a calentar el agua con el piloncillo, canela y clavo, hasta que se disuela el piloncillo. |
Apagamos el fuego y dejamos enfriar por completo. |
Lavamos la piña. |
Cortamos y descartamos la corona y la base. |
Cortamos la cáscara, procurando dejar un poco de pulpa en ellas. |
Para el tepache ocuparemos sólo la cáscara y el corazón. El resto de la piña la comemos o utilizamos en lo que deseemos. |
Tapamos el frasco con una tela o toallita de cocina y una liga y dejamos reposar en un rinconcito sin luz directa del sol. |
Día uno. |
Dia 2: Ya se ve un poco de actividad con un poco de espuma. |
Es recomendable mezclar 1 o 2 veces por día para evitar que se forme moho en la parte superior. |
Dia 3: Llega al pico de actividad. Se habrá formado una capa blanca arriba, se ven muchas burbujitas y la piña ya se nota fermentada. |
Entre más tiempo lo dejemos fermentar, menos dulce y más alcohólico será, e incluso,
si lo dejamos mucho tiempo en lugar de obtener tepache, tendríamos vinagre.
Pero esa es otra historia.
El tiempo exacto que
debemos dejarlo reposar, dependerá completamente de nuestro clima. En climas más
calientes, más rápido se hará el proceso de fermentación, y en climas fríos, le
tomará un poquito más de tiempo.
El mío por lo general está listo en 3 días, entonces es momento de pasar por un colador y embotellar nuestro tepache. En este punto ya lo podemos servir en un vaso con mucho hielo y tomarlo, pero yo he notado que se pone aún mas efervescente, si primero lo paso a botellas herméticas y lo pongo a enfriar.
Una vez listo, pasamos por un colador y embotellamos. |
Lo podemos servir directamente en un vaso con hielo o poner la botellas a enfriar en el refrigerador. |
¡Y es todo! ¡Así de simple!
Les dejo aqui su vaso servido, bien frío y con trocitos de piña. ¡Chin chin!
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Tepache de piña
Prepara en casa esta tradicional bebida mexicana hecha con piña fermentada. ¡Refrescante, deliciosa y sobre todo, llena de probioticos que favorecen nuestra flora intestinal!
INGREDIENTES:
1.5 litros de agua (si
la piña está grande, usamos 2 litros de agua)
1 cono (225 gr) de piloncillo
1 vara de canela
2 clavos de olor
1 piña, (utilizaremos
sólo la cáscara y corazón)
PROCEDIMIENTO:
1. Ponemos a calentar el agua, con el piloncillo, la canela y los clavos,
solamente hasta que se disuelva el piloncillo. Apagamos el fuego y dejamos
enfriar por completo.
2. Mientras, lavamos perfectamente la piña, cortamos la cáscara procurando
dejar un poco de pulpa, y cortamos también el corazón. El resto de la piña la
podemos cortar y comer, o utilizar en lo que deseemos.
3. En un recipiente limpio, preferentemente de barro, cerámica o vidrio (no
metal), añadimos las cáscaras y corazón de la piña, y el agua que preparamos previamente.
Es necesario que el agua ya haya enfriado por completo, de no ser así, mataríamos
las bacterias necesarias para la fermentación.
4. Tapamos el recipiente con un trapito, o toallita de cocina, y una liga,
solo para evitar que entren bichos y polvo.
5. Dejamos fermentar en un rinconcito de la cocina, en donde no le pegue la
luz directa del sol. Por lo general, lo ideal es dejarlo 3 días para que llegue
a su pico de fermentación, pero puede variar de 2 a 4 días, dependiendo de
nuestro clima. Es recomendable remover la mezcla con una palita de madera limpia
1 o 2 veces por día, para evitar que se forme moho en la parte superior. Notaremos
que ya está listo, cuando veamos mucha actividad de burbujitas y espuma.
6. Podemos disfrutar directo, agregando a un vaso con mucho hielo. O lo podemos pasar a botellas herméticas y poner a enfriar en el refrigerador.
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¡Espero se animen a experimentar y les guste tanto como a mí! ¡Me cuentan!
Itzel 💛